Breve historia de la Cosmetología
- Evelyn Meoni
- 2 mar 2019
- 4 Min. de lectura
La palabra Cosmético, deriva del griego Kosmeo que significa adornar. Cosmética deriva del griego Kosmetiké que significa "el arte de preparar cosméticos y afeites".
Desde los tiempos más remotos de la historia, embellecerse viene mereciendo toda la atención de hombres y mujeres, especialmente de las mujeres. Se dice que Cleopatra, la hermosa Reina del Nilo que vivió entre los años 69 y 30 a.C., escribió un tratado de belleza, lamentablemente perdido, donde describió sus famosos baños en "leche de burra" mezclado con miel. Las voces de la historia cuentan que, para disimular sus arrugas, ella utilizaba una pasta preparada con pulpa de palta.
Esas mismas voces dicen que Popea, la Emperatriz romana esposa de Nerón que vivió en el 60 a.C., preocupada por mantener la suavidad de su piel, hacía ordeñar trescientas cabras para sus baños matinales.
Tal era el cuidado que las mujeres de la antigüedad dedicaban a su piel que, para conservarse hermosas, las egipcias evitaban el sol. Un capítulo aparte merece el maquillaje, que ellas no utilizaban para verse más seductoras sino que además tenía un fin aséptico. Y así podríamos seguir contando miles de secretos.
Las mujeres egipcias también amaban usar pelucas y la consideraban un signo de distinción. Al mismo tiempo así se protegían de los fuertes rayos solares.
Ya por aquel entonces, las canas eran una preocupación. Fue precisamente por esos años cuando se descubrieron las bondades del hena que hoy seguimos utilizando. Si de ocultar el pelo gris o blanco se trataba, recurrían inclusive a la grasa de una serpiente negra que tenía magnífico poder de tapar totalmente las canas.
El pueblo egipcio, quizás a instancias de su coqueta Reina, se preocupaba mucho por su aseo personal y en esencial por el cuidado del cabello, que lavaban con frecuencia y perfumaban con aceites. Es que por esas remotas épocas ya se temía la presencia de "piojos y liendres", que no sólo eran molestos sino también transmisores de enfermedades como el tifus.
Mientras tanto en Roma la Cosmética era una industria floreciente. Muchos productos que han sobrevivido a los siglos y que hoy seguimos usando, eran utilizados por las damas y los caballeros romanos. Tal el caso de la lanolina que se aplicaba para suavizar la piel de todo el cuerpo.
¿Un detalle curioso? Se consideraba realmente hermoso que las cejas se juntaran sobre la nariz y para lograr ese efecto se utilizaban extrañas y secretísimas mezclas.
Con el paso de los años fueron creciendo los artilugios de seducción. Aparecieron la depilación, los masajes, que tanto escandalizaron a los moralistas de entonces, y muchos otros cuidados. El tema era dar respuesta a las exigencias de coquetería.
En la Edad Media, también los hombres se preocupaban mucho por su aspecto físico. Aún se conservan en algunos lugares de España ruinas de los "baños árabes", precursores de lo que hoy llamamos "spa". Y Roma muestra con orgullo lo que queda de sus famosas Termas de Caracala.
Es precisamente por esos años cuando surgieron médicos recomendando recetas muy originales que instaban a mezclar un puñado de flores de sauco con hiel de buey para lavarse las manos y la cara.
Los árabes también popularizaron el arte de la Perfumería: uno de ellos fue quién descubrió el alcohol a partir del vino.
Pero todo en la vida tiene ciclos. Pasados los años de euforia cosmética, llegó el tiempo del descuido. Durante el Renacimiento se desatendió el cuidado y la higiene del cuerpo, con lo que se incrementó el uso de lociones y fragancias, porque las damas que no se bañaban acostumbraban a ponerse esponjas embebidas en perfume en muslos y axilas.
A comienzos de la Edad Moderna los perfumistas españoles e italianos fueron los que más éxito tuvieron ya que en esos países las mujeres se maquillaban y perfumaban más. Ellos fueron los que llevaron a Francia una serie de productos de belleza y perfumes que hicieron furor en la sociedad de ese país.
Una industria curiosa se desarrolló en aquellos tiempos, en un lugar de Francia que es todavía hoy el centro de la perfumería mundial. Las mujeres lucían guantes durante todo el día y la moda era que estuvieron perfumados. Entonces en Grasse, el pueblo donde se concentraban los fabricantes de guantes, se vieron obligados a perfumarlos. Para responder a esta creciente demanda comenzaron a producir aceites que olían a naranja, lavanda, jazmín y, sobre todo, a rosas.
La historia cuenta que en medio de la opulencia de las cortes francesas, los buenos hábitos de limpieza no eran muy tenidas en cuenta y era necesario recurrir a enormes cantidades de perfumes para tapar olores corporales. De allí que los perfumes franceses siempre se caracterizaron por ser "fuertes".
Pero fue también en esa época cuando una monja vendió la receta de un agua perfumada que contenía alcohol y que se fabricó en la cuidad de Colonia. Aún hoy conocemos este producto con el nombre de "agua de colonia".
Estas son sólo algunas de las historias que se han transmitido por generaciones y que fueron las precursoras de lo que hoy es para nosotros la maravillosa industria de las Cosmética. Aquello que en un comienzo fue una práctica muy artesanal, a medida que pasaron los años se fue convirtiendo en una disciplina con bases científicas. Hoy, cada producto cosmético es creado, testeado y producido pensando en proteger y cuidar la salud y no sólo la belleza exterior.
Este pequeño paseo por el origen de la Cosmética es el prólogo de un trabajo que hemos realizado para que Usted conozca más sobre la piel y el cuerpo y pueda convertirse en una verdadera Experta de Belleza.
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Les mando un beso enorme y recuerden: "La Paz comienza con una sonrisa".
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